El origen de la coliflor está ligado al Mar Mediterráneo, concretamente a su vertiente oriental, donde se encuentra Asia Menor, Líbano y Siria como referentes históricos de esta verdura. En un principio era utilizada simplemente como fármaco natural para aliviar los dolores de cabeza o la diarrea. El romanesco es un híbrido de brécol y coliflor, fue documentado inicialmente en Italia en el siglo XVI.

               La parte que se consume es la flor, muy apreciada por su delicado sabor. Se puede consumir de múltiples maneras. Es un alimento bajo en calorías y rico en fibra dietética. Resulta beneficiosa en enfermedades circulatorias y cardíacas. Poseen un sabor característico debido a la presencia de algún glusosinolato. Posee muchos antioxidantes que nos protegen contra los radicales libres. Es muy rico en Vitamina C, fibra soluble y carotenioides. Se suele consumir cocido o al vapor, aunque también se suele utilizar como verdura cruda. Una de sus más llamativas características es que presenta geometría fractal en su estructura.

               Poseen una raíz pivotante de la que parte una cabellera ramificada y superficial de raíces. Las hojas son enteras o algo endidas, oblongas elípticas, a veces con rizaduras en los bordes, ligeramente festoneadas y muy enhiestas hacia arriba. Los tallos se rematan terminalmente en una masa voluminosa de yemas florales, hipertrofiadas, muy prietas unas contra otras, que son en realidad un órgano pre-reproductor.

               En Vicente Avila los transplantes primeros de romanesco coinciden con el calor del verano, desarrollándose las plantas a buen ritomo para obtener una cosecha óptima cuando nuestros clientes lo requieran. Se trata de un cultivo muy ligado a la evolución anual de las temperaturas.